El Servicio a los Pobres:
No hay vida de fe y oración auténticas que no terminen en compromiso con el hombre. Dios al creyente, en la oración, le pregunta por los demás, por sus problemas, por sus necesidades y le apremia a que salga del caparazón de su egoísmo, se abra a ellos, se sensibilice y comprometa con sus necesidades.
El termómetro de una
buena vida de fe y oración marca siempre una elevada
temperatura en amor entregado y en servicialidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario