ESPIRITUALIDAD:
Las Hijas e Hijos de Santa Luisa de Marillac se sienten llamados. Tienen un absoluto en su vida. Alguien ha venido a su encuentro:
- Jesucristo
que pasó su vida haciendo el bien.
- Ellos
cultivan una relación personal con Él: en el silencio, la oración y el
servicio que ofrecen a sus hermanos.
- Él
es la fuente de donde procede su amor, el fuego que estimula su acción y
les apremia hacia los más pobres, la fuerza que dinamiza sus proyectos, el
tesoro que da sentido a su vida.
- Las
Hijas e Hijos de Santa Luisa de Marillac viven en sencillez, en comunidad,
compartiendo lo que son y lo que tienen, celebrando la vida y la fe. Juntos,
se ayudan para ir dondequiera que las personas sufren y construir con los
pobres de la tierra su propio desarrollo. Actúan con toda libertad dejando
su casa, portadores de alegría y de esperanza, para ir hacia los que su
libertad no es respetada. Están agradecidos de poder dar su vida a Dios
sirviendo a los demás y son felices de suscitar la experiencia de Dios en
su vida.
- Convencidos
por la fe de que Justicia y Paz se besan, las Hijas e Hijos de Santa Luisa
de Marillac construyen, piedra a piedra, por todo el mundo, una sociedad
más justa, un mundo nuevo dónde no habrá ya ni muerte, ni hambre, ni
lágrimas, ni dolor… por todo el mundo.
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